lista de 10 cosas que envenenan el alma

10 Cosas que envenenan el alma

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¿Alguna vez te topaste con alguien cuya alma parecía tener veneno? Son personas sombrías, oscuras, limitadas por su propia necedad interior y egoísmo, sabemos que algo anda mal en ellas porque lo escuchamos y lo vemos, incluso sin hablar, sus vidas reflejan error y sus motivaciones son meramente egoístas, pero ¿Como un ser humano creado por Dios con un propósito en mente se convierte en algo así? La respuesta es simple rechazaron la nueva vida que Dios ofrece y se alejaron de el tanto como pudieron, llenando su alma de cosas tóxicas. Esta es la lista de 10 cosas que envenenan el alma

  1. Una mente vacía

La mente vacía no se refiere a tener la mente en blanco, en realidad siempre hay algo en nuestra mente, el asunto es que no todos la llenamos igual, algunos acumulan pensamientos de eternidad, bienestar e información valiosa y otros solo colocan allí lo que el ocio produce. La mente vacía es aquella que no guarda nada importante, nada de valor nada con sustancia, solo el pensamiento de moda, la ultima publicidad que vio o lo ultimo que le pareció divertido. Una mente vacía esta vacía no porque no tenga información sino porque no aloja nada, las cosas entran y salen ante la indiferencia de su “administrador” quien se niega a tomar su propia alma en serio, La mente vacía envenena el alma porque es un espacio estratégico desde el cual se controla al individuo y si no filtramos lo que dejamos entrar y lo que no, el alma termina sufriendo y enfermándose 

  1. El entendimiento entenebrecido.

Una persona necesita ayuda, no tiene familia, no tiene recursos, no tiene profesión, no tiene trabajo, pero espera un bebe y no tiene que comer, entonces toca puertas, se ubica en algún lugar transitado y pide limosna. La misma escena genera pensamientos distintos en personas distintas. Alguien la ve y piensa en como ayudarla, ese pensamiento le lleva a atender su pedido, darle algo e interesarse por ella; entonces le habla, le aconseja ir a un lugar de refugio y llama a una iglesia que puede ayudarla. Otra persona la ve en necesidad y al verla vulnerable, se acerca con interés de aprovecharse. ¿Sabes cuantas historias tristes comenzaron así? La segunda persona se acostumbro a interpretar las cosas con un filtro de tinieblas que hace que todo lo que llegue al alma este pre-contaminado

  1. El Corazón endurecido

Mientras exista el sufrimiento en el mundo (llámese esclavitud, pobreza, enfermedad, abuso, etc.) la compasión no dejara de ser urgente, sin embargo quien posee un corazón endurecido le afecta poco la injusticia o la maldad en el mundo, el corazón endurecido envenena el alma porque le dice “todo esta bien, sigue con tu vida” cuando la realidad es que no todo esta bien y todos debemos hacer con nuestra vida aquello para lo cual fue creada.

  1. El apartarse de los planes de Dios

Independientemente de la religión que una persona diga tener un veneno seguro para el alma es alejarse de Dios, la verdad es que apartados de el hay espacio para existir pero muy poca posibilidad de vivir realmente, no puedes estar cerca de Dios y al mismo tiempo lejos de sus planes, cuando te acercas a el ya estas entrando en sus planes. Apartarse de Dios destruye el alma y el espíritu reduciendo al ser humano a la existencia sin propósito

  1. El Libertinaje

El libertinaje o desenfreno lleva a actuar de manera irresponsable, es cierto que tenemos libertad de hacer lo que queramos, pero esa libertad trae consigo responsabilidad, cuando una persona solo actúa en base a lo que quiere, cometerá errores que traerán consecuencias y esas consecuencias traerán tristeza y dolor

  1. La Impureza

Desde el pensamiento hasta el presupuesto la impureza nos sitúa en un espacio de confusión, tensión y enfermedad. Una mente que no es pura generara pensamientos que atormentan y las tormentas restan fuerzas, la impureza atenta contra el alma cada vez que aparece en la mente o el corazón

  1. La Mentira.

Pocas cosas afectan tanto las relaciones personales como la mentira, la mentira sitúa a quien la dice en un territorio de incertidumbre, reduce su valor como persona y destruye su reputación, cuando la mentira es parte de la vida, al igual que con las impurezas, la ansiedad llegara en algún momento. La mentira como todo pecado ensucia el alma

  1. Deshonestidad

Hay muchas formas de robar, es cierto que los ladrones mas populares toman algo que nos les pertenece cometiendo un delito y en ocasiones con violencia, pero ¿Que hay de quienes hacen trampa en los negocios? ¿Quienes no pagan lo justo y quienes reciben ganancias sin hacer su trabajo? Una vida de deshonestidad afecta el ser.

  1. Lenguaje dañino

Hábitos. Algunos tienen el habito de dormir la siesta, otros de caminar en las mañanas y otros de destruir cada vez que hablan, entonces no importa si es un chiste, un consejo, un saludo o una conversación casual abundaran la critica, lo soez, el doble sentido y el hacer daño, un síntoma claro de un alma enferma es lo que sale de la boca porque de la abundancia de lo que tenemos dentro hablamos. Además las palabras generan pensamientos y emociones, de ahí la importancia de hablar lo bueno, tomar lo mejor del buen tesoro del corazón y compartirlo 

  1. La Amargura

La amargura no necesita explicación, la aflicción y disgusto permanente envenenan el alma, y no solo la propia sino también la de quienes están cerca.

Cada una de estas 10 cosas actúan como un veneno lento que va causando estragos en quien las tiene, tal vez ya identificaste a alguien que vive así, o tal vez sin darte cuenta tu mismo has estado tomando algunos de estos venenos que causan dolor y tristeza. La verdad es que el único antídoto contra estas cosas tóxicas es vivir la nueva vida que Jesucristo ofrece. No se trata de desarrollar una nueva mentalidad, asumir una moda o tomar una nueva religión, se trata de seguir a Jesús, cada día de la vida de cada forma que podamos. Te invito a seguir a Jesús, obedecer su palabra y disfrutar la nueva vida que el ofrece cuando pedimos perdón por nuestros pecados y tomamos la decisión de seguirle. 

Por Carlos Javier Sivira

En EL SHOW DE LA MÚSICA #1 (Prog 444)

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